Sigu desde Caballo Pintado. Un apunte: soy novato en esto, por ello, ANALFABETO en esto de blogs y cosas similares. Pido mis disculpas ante demoras.
Continuación; II parte de Caballo.

¡¡Atentos; rodamos!!
La Película era de ambiente medieval, adaptación de Harry Alan Towers, paradójicamente, otrora guionista de películas “porno”; e incluso productor. Paradójico, pues Flecha Negra era género infantil-juvenil de la Disney, para mayor inri. ¡Impresentable ser Alan! De aspecto desagradable; obeso, grasiento; de mirada sibilina, casi de serpiente de cascabel. Ojitos pequeños y muy claros, de mirada lujuriosa; para ellas, y para ellos, indistintamente. ¡¡Otro!! Pero,… ¿¡dónde te metías, hijo!? ¡Qué sé yo! Amaba, y amo “hacer” películas, y por aquella, yo no miraba con quién, como el refrán; más o menos.
Decía: novela de Robert Louis Stevenson, ambientada en la guerra civil de Inglaterra entre las casas de York y de Lancaster. Las Dos Rosas, de 1455.
 Empezamos a rodar en Talamanca del Jarama; emblemático decorado natural para el cine español; ¡muchas películas son las que se han rodado ahí! Y empezó la debacle.
Se lanzaba una lanza, no es redundancia, ¿o sí? Por cierto, papelito que le “endiñamos” a José Luis Chinchilla, maravilloso ser humano, “niño grande”, coordinador de los especialistas, a quien siempre le hacíamos hacer alguna “cosa”, muy a su “pesar”. Siempre se hizo de rogar, pero se notaba que le encantaba hacer “papelitos”, aunque siempre fingía “fastidio” perenne: “¡Siempre me hacéis “hacer papelitos”! Y disfrutaba como un niño. Ya estaba en los sesenta, y esta vez le correspondió el de Jefe de jefe de la Guardia de Sir Daniel, el “malo malísimo”, interpretado por Oliver Reed, con quien me unía una antigua y buena amistad; nos conocíamos de “cosas” anteriores, como Los Tres Mosqueteros y otras.
Pues la lanza de marras se tenía que clavar en una puerta, y era “cosa” de los de Efectos Especiales, “espaciales” que digo yo, porque de otra galaxia pretenden los técnicos que sean. Dicha lanza, como en estos casos, requiere otra que sea la “utilizable” por el personaje correspondiente. Pues bien, la lanza “de verdad”, ¡no estaba! No pareció; el Regidor, Javier, del que aludiré el apellido, empezó con su rosario de fallos.
En el segundo rodaje, nos desplazamos a uno de los emblemáticos casillos de la zona, donde rodamos, y se rodaron, ¡tantas películas!; hoy absolutamente cambiado, donde ¡se celebran, y han celebrado, tantas bodas sonadas!

¡¡Viñuelas!!

Continuará

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